jueves, 23 de septiembre de 2010

Quién se asoma al Hubble? / Juan José Millás

Hubble Telescope
Sigo con pasión, aunque con poco provecho, las noticias del "Hubble", el telescopio gigante a través de cuyo agujero podremos asomarnos en seguida a los confines del universo. La verdad es que no he conseguido entender bien los problemas de pulido de los que hablan los periódicos: se trata de un defecto tan pequeño que cuesta pensar que le haya trastornado tanto. Cuando se manejan magnitudes demasiado pequeñas, o demasiado grandes, la inteligencia media se queda a dos velas. O sea, que no entiende nada. Pero, bueno, lo importante es que anda por ahí fuera un telescopio enorme a través del cual vamos a ver cosas que suceden a una distancia de 10.000 años luz o así. Como la luz viaja, creo, a 300.000 kilómetros por segundo, coja usted la calculadora y calcule.
Es decir, que muchas de las cosas que vamos a observar a través del "Hubble" ya no existen, del mismo modo que algunas de las estrellas que contemplamos por la noche murieron hace tiempo, aunque su imagen siga viajando por el espacio. Pero ello hace todo esto más apasionante, o más raro. Recuerdo ahora a un personaje de una novela de Vladimir Nabokov que un día sale a la calle y le acomete la impresión de que el mundo es un gran cadáver en descomposición. Una vez apresada esa imagen, es difícil imaginárselo de otro modo, sobre todo al contemplar la voracidad con que nosotros nos empeñamos en limpiar los huesos del difunto.
Por otra parte, como uno tiene la razonable sospecha de que entre el macrocosmos y el microcosmos no hay grandes diferencias, mucho me temo que al mirar hacia fuera veamos lo de dentro: ya se sabe que lo más parecido al universo sideral es el interior de un átomo. Pues bien, tal vez gracias al "Hubble" podamos vernos al fin tal como somos, y quizá descubramos con horror que hemos muerto hace millones de años. Los poetas raramente se equivocan y Nabokov era un poeta: como el "Hubble", la realidad está llena de espejos que devuelven imágenes que no son.

Imagen del Hubble / Danza entre galaxias
Esta imagen del Hubble muestra una intrincada danza entre dos galaxias. Las galaxias contienen una gran cantidad de estrellas y muestran su movimiento como en una película de cámara lenta. Es difícil de pensar cómo será este fenómeno en la realidad. Este par de galaxias, también conocida como Arp 87, se encuentra en la constelación del Leo, el León, aproximadamente 300 millones de años luz de distancia de la Tierra.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Debo reconocer que con este tema tengo sensaciones encontradas: por un lado la pasión que provoca el conocer algo de lo de más allá, y por el otro, el miedo, el temor a la fragilidad humana, a la propia pequeñez. Calculo que los navegantes precolombinos habrán sentido esa ambigua sensación antes de internarse “al más allá”.
No obstante también debo reconocer que el tema se vincula no solo a la ciencia astronómica sino a las convicciones filosóficas o maneras de entender lo que somos, para no resultar tan presuntuoso.
En particular, cuando pienso en estas cosas, o leo lo que propone Celeste y pienso en una distancia de 10 millones de años luz (esto es la luz recorriendo el espacio a 300 mil km por segundo durante 10 millones de años) termino en la creencia de que la existencia humana y de todo lo que nos rodea, es relativa, al punto de no poder afirmar a ciencia cierta, que existimos ni cómo existimos.
Intentaré explicarme por dos vías. La primera en cuanto a cómo existimos: a veces sueño por las noches que esto que somos, no somos en verdad. Sueño que nuestro sistema solar, por ejemplo es una parte de un átomo de un mundo infinitamente más grande. Y que en cada átomo es un sol con sus planetas y vida (o no) en ellos. En esta vía del pensamiento hay mucha literatura. Pero en mi caso, aparece en sueños recurrentes.
(sigue)
Funes

Unknown dijo...

(sigue)
La otra vía es la de la “no existencia”. Pienso así: nosotros los humanos somos apenas “un suspiro entre dos eternidades”. ¿Qué es la duración de la vida humana comparada con un “viajecito” de 20 años a 300 mil km. Por segundo,… o de 200 mil años o de 20 millones de años a esa velocidad…? Digamos que es nada o casi nada ….
Entonces pienso en “la nada” y reflexiono que el universo tal como lo percibimos, aparece como infinito, es decir, sin principio ni fin. Y nosotros, los humanos, como concepto, aparecemos en ese infinito como una contradicción fundamental porque básicamente, somos “finitos”.
Insertos en un universo que es infinito, que no comienza nunca y nunca termina, está nuestra existencia (y la de todo, absolutamente todo lo que nos rodea) cuya característica es la “finitud”.
Y allí entonces me cuestiono: si el universo no tiene principio ni fin, es entonces que no empieza nunca y nunca termina. Algo (vida humana, estrella, poema, universo) que nunca empieza y nunca termina…. No existe. (porque nunca empezó y por ende, nunca teminará)
¿Existimos entonces? No lo se. Y creo que nunca lo sabré. Pienso en Dios cuando divago sobre estas cosas: y llego a la idea que Dios quizás es en definitiva, cultura, creación cultural: El hombre, angustiado por la contradicción fundamental de su finitud en un universo infinito que lo lleva a pensar en su propia “no existencia” “inventa” “crea” genera cultura que se traduce en un punto espacio temporal a partir del cual todo existe (creación divina) y antes del cual nada existía. Digamos así: “crea” el hombre a Dios para “quitar” al universo su esencia infinita y volverlo una especie de “semi recta” espacio temporal que le permita sentirse parecido en algo al universo tan ajeno. Luego "inventa" el hombre la idea de "vida eterna" para poder transitar, de alguna manera, el camino creado, y terminar de calmar la angustia que presupone pensar que uno no existe.
De esta vía de pensamiento también la literatura es muy vasta.
En fin
Funes

Celestacha dijo...

Vaya vaya...cuánto hacía que no me acercaba a pensar en voz alta estas preguntas de la filosofía del hombre desde que es hombre...y a quemarme la sesera trantando de entender el sentido de toda nuestra existencia.
La existencia de la humanidad es esa fracción de segundo del parpadeo del Espíritu. Eso venía de estudiar hoy. Y también de leer algo que me pareció una idea espeluznante. Cómo expresarla !! Tenemos un cuerpo, y claramente no somos nuestro cuerpo. Nuestro ser habita otros planos. Nuestro cuerpo está cubierto de microorganismos que habitan en la piel. Algunos son dañinos y nos crean ulceraciones de lo más diversas, en formas y gravedad.El cuerpo lo regula, los expulsa, se defiende y recobra su equilibrio.
Microcosmos y macrocosmos. El planeta que habitamos es el cuerpo de un ser espiritual. Nosotros somos esas bacterias, y en ocasiones el cáncer mismo del cuerpo planetario, sobre el que ocupamos insignificantemente su superficie. Ni se nos ve. Existimos en un plano que no es determinante del plano planetario. El planeta se autorregulará buscando el equilibrio. Y así en más, hasta el infinito. De hecho, la materia sólo es la expresión más densa de la energía. La mayoría del Universo indefinible es energía en tales grados de vibración que no podremos jamás sospechar. En fin...como dice Funes, una charlita de café.

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